Loops 1 by Javier Blánquez Omar Morera

Loops 1 by Javier Blánquez Omar Morera

autor:Javier Blánquez,Omar Morera
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788417125813
editor: Penguin Random House Grupo Editorial, S.A.U.


l. DE BRISTOL A LA ETERNIDAD

Eterna discusión, las etiquetas. Nadie las evita, casi todos las odian. Y si hubiera que redactar una lista de las etiquetas con menos amigos de los últimos treinta años (un intervalo con términos tan discutidos como post-rock, techno inteligente o emocore), la de «trip-hop» sería sin duda la número uno. Y parece un discutible liderazgo. Como afirma el periodista Simon Reynolds en su obra Energy Flash, es un nombre genérico más ajustado de lo que muchos —como Darren Knott («eso del trip-hop fue un invento»), Ollie Teeba («¿qué demonios es el trip-hop?») o Jonathon More («el trip-hop nunca existió»)— quieren creer: «No solo suena bien, sino que evoca instantáneamente lo que describe: una espaciosa, relajada forma de hip hop que suele ser mayormente abstracta e instrumental». Junto al entusiasta Reynolds, Luis Lies y un servidor hay otro defensor de la odiada etiqueta, Luke Vibert, quien bajo el alias de Wagón Christ regaló trip-hop para el recuerdo. El autor de Throbbing Pouch —1995; la música de un remake de El jinete pálido (Clint Eastwood) en una colonia lunar— pretende, además, reclamar su autoría: «Empleé esa etiqueta en 1989, antes que nadie, cuando le grabé a un amigo una cinta con caras B instrumentales de hip hop y le puse como título “Trip-Hop”. Cinco años más tarde, este amigo me llama por teléfono y me pregunta: ¿has oído a esa banda de la que todos hablan, Portishead? Dicen que lo suyo es trip-hop».

La historia of icial —la conocida— dice que «trip-hop» fue la etiqueta que Andy Pemberton empleó en 1994 en la revista Mixmag para designar «una nueva clase de hip hop», «una hábil fusión de beats contoneantes, bajos gordos y esa clase de sonidos raros que encontramos en el acid house». Para sus detractores, ese hip hop no era nuevo, sino que remitía al impresionismo de pioneros de Nueva York como Grandmaster Flash, Steinski & Mass Media y Mantronix. Por otro lado, el escepticismo británico apuntaba la existencia de «Beats & Pieces» (Coldcut), «Beat Dis» (Bomb the Bass) o «Pump Up the Volume» (M/A/R/R/S), piezas maestras del DJ record. Y tampoco era justo olvidarse de Major Forcé, pioneros del hip hop abstracto japonés con cortes como «Thumpin» y «Return of the Original Art-Form», grabados por Masayuki Kudo e Hiroshi Fujiwara junto a DJ Milo (antaño líder de Wild Bunch), en los que mezclaban breaks tomados de James Brown, solos de jazz y texturas de tono ambientalista.

En esos antecedentes ya estaban el impresionismo, el esteticismo, la cinemática: principios del trip-hop. La etiqueta era tan abierta, recogía tantas visiones y muchas tan personales, que necesariamente tenía que haber excepciones —contra la acusación de esteticismo, Massive Attack fueron portavoces contra el racismo, y Tricky elaboró un sonido de lo más agresivo, claustrofóbico—, pero es indiscutible que los tres adjetivos que demarcan al trip-hop son: «impresionista», «esteta» y «cinefilo». Homenajeando a la vieja escuela y esquivando el rap (cuando el trip-hop tiene voz por medio, es una voz en tono



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